Infraestructuras de movilidad: Tren al Sur, el caso del tren rápido de Chile.

En 2024, Chile ha inaugurado el tren más rápido de la región, en un contexto general bastante caótico, donde la disputa con el automóvil sigue siendo alimentada por una agenda del sector privado que busca continuar generando presión para desmantelar y descontinuar al sector ferroviario.

Si bien el tren pasó a un segundo plano en la segunda mitad del siglo XX debido a las políticas neoliberales de los gobiernos de la región, Chile es uno de los países que está apostando fuertemente por la reestructuración de su red ferroviaria, que abarca cerca de 7000 kilómetros. El primer paso en este fortalecimiento es el tramo entre Santiago de Chile y la ciudad de Curicó, el cual contará con un tren rápido que alcanzará los 160 km/h y recorrerá los 200 km que las separan, con planes de extenderse hacia otras ciudades del sur y del norte del país.

Frente a los procesos negligentes en el resto de la región, Chile apunta a fortalecer su movilidad con tecnología y capacidad de gestión estatal. En un contexto, donde la libertad y el papel del Estado parecen no tener cabida, se muestra que un campo donde se necesita la intervención del Estado para hablar de libertad es la movilidad. 

Cuando hablamos de movilidad sostenible, el tren destaca como uno de los medios de transporte con mayor impacto social en el mundo. Acorta distancias cada vez más extensas y lo hace en menos tiempo que el automóvil tradicional.Aunque el tren se destaca por su impacto, sus costos operativos e instalación son elevados. Para lograr su masificación sin imponer costos excesivos, se requiere respaldo financiero. ¿Quién asumiría esos gastos si no es el Estado? ¿Estaría algún empresario dispuesto?

A diferencia de otros modos de transporte, los sistemas ferroviarios eficientes a menudo no generan grandes ganancias ni tampoco pérdidas. Aquí radica la importancia de un Estado que garantice un transporte digno para la población, incluso cuando no es financieramente lucrativo.

El beneficio social del tren no es cuantificable, y su capacidad para generar libre movimiento es incalculable. Basta con observar cómo los países que eliminaron sus servicios ferroviarios ahora enfrentan los peores índices de movilidad y costos exorbitantes en transporte.