Violencia en el Ecuador (II): Piedras, papel y tijera.
El 7 de enero comenzó formalmente el conflicto interno armado en Ecuador, lo que daría pie al inicio del Plan Fénix – la estrategia de seguridad prometida por Daniel Noboa para mitigar la crisis que atraviesa el país – debido a una grave conmoción interna. Los estudios de TC Televisión en la ciudad de Guayaquil habían sido irrumpidos por un grupo de personas fuertemente armadas en el noticiero del medio día, y aunque no se supo exactamente la amenaza que querían dar al aire – debido a que quienes operaban la señal cerraron los micrófonos –, las voces oficiales del gobierno lo tomaron como una amenaza al estado de bienestar ecuatoriano – si acaso quedaba algo de ello en ese momento.
Así, el 8 de enero de 2024 a través del Decreto Ejecutivo No 110 el Presidente Daniel Noboa daría inicio a un estado de excepción de 60 días donde se tomarían las siguientes acciones:
- Disponer la movilización de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas
- Suspender el derecho a la libertad de reunión
- Suspender el derecho de la inviolabilidad de domicilio
- Suspender el derecho de la inviolabilidad de correspondencia
- Restringir el tránsito todos los días de 23h00 hasta las 05h00
- Declarar zonas de seguridad a los centros privados de libertad
- Disponer requisiciones en todo el territorio nacional
No queda duda entonces que el ataque a TC Televisión – medio de comunicación del Estado – fue clave en la puesta en firme del estado de excepción, pero cabe preguntarse ¿Existían una grave conmoción interna antes del 7 de enero?
El decreto ejecutivo No 110 tiene algunos fundamentos fácticos que datan desde el 14 de diciembre de 2023, además de datos importantes de este último año donde constan 7 291 muertes violentas – 47,5 muertes por cada 100 mil habitantes – que, al no ser un problema que se haya generado con el noboísmo, sino un elemento con el que este se encontró tiene la misma importancia o incluso menor, que por ejemplo el 1er de enero de 2024 se hayan registrado 50 muertes violentas solo en Durán, o el escape de Adolfo Macías, alias “Fito” el narcotraficante más peligroso y más buscado en el país.
Es aquí donde viene lo interesante de este presente escrito: la omisión de datos por parte del gobierno de Daniel Noboa.
Para la fecha de esta publicación (19 de enero de 2025), la Fiscalía General del Estado no ha presentado cifras oficiales de las muertes violentas en el país durante el 2024 -tan solo lo ha hecho con las cifras del primer semestre (enero-junio). Resulta interesante compararlo con el año pasado – que es precisamente el más violento de nuestra historia republicana –, porque para diciembre del 2023 la misma Fiscalía ya contaba con dato oficiales hasta noviembre del dicho año.
No hay una explicación aparente del porqué estos datos no existen hasta la fecha, y al parecer tampoco los medios tradicionales lo han exigido – así como si lo han hecho con datos sobre muertes “escondidas” durante la época del correísmo.
Cabe preguntarse entonces, otra vez: ¿Por qué?
El Observatorio del Crimen Organizado en Ecuador al recabar esta información para su análisis del 2024 explica que, para este primer semestre el país registra 3 036 homicidios, lo que implica una reducción del 16,16% en este tipo de delito respecto a este mismo periodo de tiempo en 2023. Resulta entonces, por no menos vistoso, que un periodo de tiempo donde existe una pequeña reducción de muertes violentes tenga publicación de datos oficiales, mientras que el segundo semestre – que, desde el sentido común y la vista rápida a los medios de comunicación de interés nacional como El Universo, Ecuavisa, Teleamazonas, entre otros – que tiene una aparente subida de muertes violentas, no tenga datos oficiales.
PLAN FÉNIX Y LA RENOVACIÓN DE LAS MUERTES
No hay que ser muy brillante para darse cuenta que los datos que no están tienen una razón de no estar, y que aquellos que están, también tienen una razón de ser. Por ello, no hay que olvidar que el estado de excepción no finalizó a los 60 días, sino que este se ha alargado hasta el día de hoy – ya que su última renovación fue precisamente este 3 de enero de 2025.
Un estado de excepción que ha estado marcado por un uso excesivo de la fuerza por parte de las Fuerzas Armadas, falsos positivos y desapariciones forzosas, que además militarizó muchas de las calles, avenidas y autopistas más grandes del país, así como la intervención de los barrios más pobres durante los primeros sesenta días, que da sentido a una disminución “notoria” a los casos de muertes violentas en el país.
Es bastante sencillo, si el crimen está perseguido, ahogado e intervenido donde actúa – los barrios más pobres – y “no puede salir”, las muertes van a bajar. Esto último no significa que esta sea la forma en la que tiene que pensarse el problema del crimen en Ecuador, sino que es la fórmula que se ha utilizado, que simplemente ha movilizado las muertes de un cantón a otro, o de una provincia a otra; además de utilizar otros medios, otras personas y distintas fórmulas, que solo ha proliferado el crimen.
Antes del estado de excepción las provincias más afectadas eran Esmeraldas y Guayas – está última aún, hasta el día de hoy con número altos debido a la presencia del puerto más grande e importante del país, y no por otros factores como la altura – (¿?) – como quisieron exponerlo “investigadores médicos” – y al paso del cierre completo de Esmeraldas, el crimen se fue movilizando hacia, en primera instancia, Manabí y Manta, luego a Santa Elena y La Libertad, hasta llegar a El Oro y la ciudad de Machala.
Basta recopilar la información de los grandes medios de comunicación durante todo el año, para ver como el foco de violencia se va moviendo del norte hacia el sur, que fue el sentido en que las provincias fueron intervenidas. Sabiendo esto, los nuevos focos de violencia que comenzaron a darse en el segundo semestre del 2024, trajeron consigo más muertes justo en el momento del año en el que precisamente no tenemos datos oficiales por Fiscalía, ni el gobierno. Hablaría yo de incluso una cortina de humo donde hablar de cifras oficiales está prohibido.
MORIR COMO IDEAL
Desde el Centro de Implementación de Políticas Urbanas y de Gobernanza, y yo, Sebastián Herrera Ochoa, miembro de este grupo de investigadores quiero dejar en claro que:
- Es deplorable la manera en que la crisis de seguridad de ha manejado en el país, que deja en claro que quienes están a la cabeza de un problema tan complejo que acoge al país no tienen idea de cómo manejarlo – desde Daniel Noboa, sus funcionarios, miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional.
- La extensión indiscriminada del estado de excepción ha mostrado solo los más bajos instintos de un proyecto político al que le cayó la presidencia como un regalo en Navidad bajo un árbol, y como tal, hoy se están repartiendo los recursos del Estado entre propios y familiares.
- La violencia a la que ciudadanía ha sido arremetida debe pagarse, desde la discriminación por llevar tatuajes, los golpes y burlas de las Fuerzas Armadas, la creación de falsos positivos y la desaparición de niños.
- La violencia no se ha reducido, se ha propagado a otras formas de crímenes como el secuestro, el aumento de las vacunas, y las fuerzas ofíciales del Estado.