Crisis energética en el Ecuador
En los últimos 6 años, el Ecuador atraviesa un proceso de crisis social y política que evidencia la ineptitud e incompetencia de los gobiernos de turno. Sumido en una ola de violencia, delincuencia y corrupción, el país debe afrontar una nueva crisis, la energética.
Al margen de los extremos ideológico-políticos y analizando la crisis energética que enfrenta el país, de manera objetiva podemos consentir que esta es el resultado de tres factores importantes: 1-. Fenómenos Naturales Globales producto del cambio climático 2-. Falta de Planificación y Gestión de los recursos por parte del gobierno para afrontar y mitigar el impacto de estos fenómenos 3-. Las políticas de recorte y escasa inversión en obras de infraestructura.
Históricamente, los estados han tenido que enfrentar las fuerzas de la naturaleza a través de la planificación y la gobernanza. En la actualidad, los países de América Latina tienen que lidiar con las consecuencias del cambio climático. Ecuador, así como varios países de la región, se han visto afectados por la enorme sequía que perjudica no solo a la flora y la fauna de estos países, sino también a toda su matriz productiva.
Varios países de la región han impulsado programas para descarbonizar su matriz productiva, algunos han empezado grandes procesos de transición energética que implica abandonar o reducir el uso de recursos no renovables como el carbón y el petróleo por recursos naturales renovables (agua, aire, sol).
Sin embargo, de manera contradictoria, el principal riesgo de la transición energética, cuya finalidad es reducir la emisión de gases de efecto invernadero para mitigar el cambio climático, es el propio cambio climático; un ejemplo de esto son las sequías.
En el Ecuador, la producción de energía hidráulica es del 72%, el otro 28% se distribuye entre producción de térmicas con petróleo y combustible, térmicas con gas natural y de manera más reducida energía eólica y energía solar.
La dependencia que el Ecuador mantiene con las hidroeléctricas hace que muchas personas y expertos justifiquen la inoperancia y la responsabilidad del actual presidente Daniel Noboa, señalando que toda la crisis se debe al cambio climático; sin embargo ¿por qué otros países de la región no experimentan la misma situación, si la generación de energía de estos países requiere de igual manera del agua?
Si bien no se puede negar que parte de la crisis se genera por el cambio climático, existe una enorme responsabilidad de los últimos tres presidentes del Ecuador (Moreno, Lasso, y el actual mandatario Daniel Noboa), todos de corte neoliberal, con respecto a la crisis energética.
Si tomamos como ejemplo a Perú y Colombia podemos señalar que el éxito de estos países depende en gran medida a la inversión, la planificación y la gestión del estado.
Ecuador cuya población es de 17 millones de habitantes, es incapaz de solventar la demanda de energía, mientras que Colombia cuya población es de 52 millones y Perú cuya población es de 34 millones no experimentan apagones. El secreto de estos países es una combinación entre la planificación y la inversión del estado en obras de infraestructura y la diversificación de las fuentes de energía; es aquí donde la responsabilidad de Moreno, Lasso y Noboa es inobjetable.
Podríamos empezar señalando que fue el expresidente Rafael Correa quién empezó con la transición energética en el Ecuador. En los diez años de gobierno, Correa gestionó la construcción de 14 hidroeléctricas, en las que se destaca su polémico megaproyecto Coca Codo Sinclair (CCS) y la culminación del embalse de Mazar, hoy en estado crítico. Con ello, el país había duplicado su producción de energía renovable, tanto que incluso el Ecuador vendía energía a Colombia.
Entonces ¿qué sucedió desde el 2017 hasta 2024?
Al margen de los episodios de corrupción (sin restar la importancia sobre este hecho) y las supuestas fallas de las hidroeléctricas tanto de la CCS (nos referimos a las fisuras que se señalaron en un informe y evaluación de esta hidroeléctrica) y las otras 13 hidroeléctricas que no funcionan con regularidad, Correa construyó el camino que el país debía seguir en temas de gestión y planificación de recursos para afrontar los diversos fenómenos del cambio climático.
Si algo se le debe reconocer al expresidente Correa es precisamente la visión y la planificación que dejó para el futuro del país; debido a la complejidad y al tiempo de creación y culminación de las obras (entre 3 a 8 años o más de 10 años) la visión técnica de planificación, gestión de recursos y gobernanza que dejó, debieron tener continuidad.
La visión técnica de planificación debe siempre trascender las ideologías, dado que son obras en beneficio de todo el país y no una visión “correista” del Ecuador. Sin embargo, los tres mandatarios posteriores a Correa, justificaron su ineptitud bajo el lema neoliberal de “no hay dinero para inversión pública” y que el Estado es incapaz de solventar la demanda de servicios urbanos.
Si algo ha demostrado la crisis energética en el Ecuador es que, sin inversión en obras de infraestructura, el país no puede caminar hacia la transición energética y peor aún mantener una estabilidad económica que atraiga la inversión extranjera. La transición energética es un camino que todos los países del mundo recorren al margen de sus ideologías y requiere de planificación, gobernanza, voluntad y visión política.
Los gobiernos de Moreno, Lasso y Noboa con sus políticas de recorte y cero inversiones agudizan los efectos y los daños del cambio climático, perjudicando a todos los sectores (por ejemplo, los empresarios y comerciantes han solicitado al gobierno de Noboa una solución a la crisis energética). Por tanto, es indispensable que los gobiernos, a pesar de las diferencias ideológicas, mantengan una línea técnica de planificación, continuidad y progreso en beneficio de todos los sectores del país.